Ahora que el temporal, la nieve, el granizo y el agua han remitido por fin hemos podido salir de casa, que Redondo ya parecía un tigre enjaulado, encerrado todo el día el pobre.
El sábado tuvimos un día casero totalmente: nos levantamos tarde (bueno, todo lo tarde que te puede permitir un niño de dos años), desayunamos con calma, pudimos un par de lavadoras y estuvimos jugando un rato con Redondo y sus trenes. Luego por la tarde nos echamos una siestecilla y en cuanto nos despertamos nos fuimos al súper a hacer la compra para la semana. A Redondo le encanta ir al súper, si le decimos que vamos se entusiasma tanto como si le decimos que vamos al parque. Le encanta conducir los carros tamaño mini o llevar él la cesta. Así que ya veis, más casero imposible.
El domingo sin embargo, nos íbamos a ir de rally familiar, como casi todos los domingos, pero amaneció un día tan soleado y perfecto que hubo cambio de planes y por la tarde nos fuimos de paseo a una playa que hay cerca de casa y que tiene una pasarela de madera haciendo un recorrido de un par de kilómetros entre las dunas. Hacia mucho frío pero el sol brillaba tanto que valió la pena. Redondo lo paso genial, tenía mono de aire libre: montó en su bici, echó carreras con los abuelos, tiró piedras al río… lo disfrutó muchísimo. Pena que los días así escaseen jeje
Total, que ha sido un finde tranquilo y agradable. A ver si lo podemos repetir más veces 🙂
días de 48 horas 