En esta segunda edición de mi nueva sección, os voy a hablar de nuestro último destino (el que tengo más reciente en mi cabeza jejeje). En el mes de agosto nos fuimos de viaje (en coche) durante 10 días a Bretaña y Normandía, aquí podeis ver mi post pre-viaje y aquí y aquí los post-viaje.
Para visitar Bretaña, tuvimos nuestro campamento base en las afueras de Rennes, en un aparthotel en el que estuvimos la mar de tranquilos y cómodos. Luego, en para visitar Normandía alquilamos otro apartamento en Caen. Desde que viajamos con un niño pequeño intentamos buscar apartamentos… son más cómodos que los hoteles.
Para llegar a nuestro destino, viajamos durante dos días aunque de manera muy tranquila y escalonada. Conducíamos sobre seis horas al día: tres por la mañana y otras tres por la tarde. Mientras Redondo dormía aprovechábamos para conducir del tirón y en cuanto se despertaba ibamos haciendo paradas cada poco tiempo: en playas, parques… Llegamos a Nantes sin mayor problema y desde ahí fue donde empezamos con el turisteo.
Día 1: Carnac y Josselin.
Carnac es un pueblecito costero con mucho encanto, situado en la costa sur de la Bretaña. Cuando llegamos estuvimos paseando por el paseo marítimo y también por el centro. Luego fuimos a ver los alineamientos, que es un monumento megalítico que a Redondo le gustó mucho, se lo pasó de miedo corriendo por el camino que rodea las piedras. Son eso, menhires o piedras que están perfectamente alineadas en varias filas de ancho y cientos de metros de largo. Hay un camino que va rodeando toda la zona y que si se hace el recorrido entero es un buen paseo.
Por la tarde nos fuimos a ver el pueblo medieval de Josselin. Pasear por sus calles es toda una gozada y tiene un castillo precioso. Por el pueblo también pasa un canal que es navegable, de hecho mientras estábamos allí ayudé a abrir una de las esclusas para que pasara un barco :). La verdad es que vale mucho la pena visitar este pueblo, es precioso.
Día 2: Cabo Frehel, acuario de Saint Malo y Dinan.
El segundo día por la mañana nos levantamos y pusimos rumbo al norte para visitar el cabo Frehel. Tuvimos muchísima suerte, porque esa mañana hizo un tiempo envidiable. El sol brillaba y pudimos disfrutar de las tremendas vistas que se admiran desde el cabo.
Las fotos que enseñaba en este post, y en mi #RetoMes de la felicidad en agosto también están sacadas desde el cabo Frehel.
Comimos pronto en unos merenderos que hay en un pueblecillo como a un par de kilómetros del cabo, todo muy bucólico jeje. Nuestra intención era visitar Saint Malo por la tarde, pero como el tiempo bretón es como el gallego, empezó a caer la del pulpo así que nos refugiamos en el acuario de Saint Malo, que considero es una visita muy recomendable si se va con niños. A Redondo le encantó, desde luego, es un acuario que está muy enfocado a los niños. De hecho, al final del recorrido tienen una sala especial en la que pueden incluso tocar algunos peces… Redondo cuando nos dimos cuenta se estaba sacando los zapatos para meterse dentro de la piscina con los peces 😀 :D. La única pega fue que había muchísima gente… viajar en agosto es lo que tiene…
Como al salir del acuario seguía lloviendo muchísimo, nos metimos en el coche y pusimos rumbo a nuestro apartamento, pero con tan buena suerte que a mitad de camino paró de llover y pudimos parar para dar un paseillo por la ciudad medieval de Dinan. Esta es una ciudad muy parecida a Josselin… a mi, personalmente me gustó más la primera, aunque en Dinan vimos más movimiento, más vidilla. Redondo se lo pasó bien corriendo por los parques y callejuelas y luego pudimos admirar estas preciosas vistas desde un mirador en la parte alta de la ciudad.
Dia 3: Primera intentona para ver el Mont Saint-Michel y llegada a Caen.
En nuestro tercer día en destino nos cambiamos de ubicación, dejamos nuestro apartamento en Rennes y nos mudamos a otro más pequeño y no tan tranquilo en Caen. Nos levantamos pronto para ponernos en camino, nuestra intención era visitar el Mont Saint-Michel y luego seguir dirección a Caen. Pero otra vez el tiempo bretón nos jugó una mala pasada y cuando llegamos al monte estaba cayendo el diluvio universal. Comimos en el pueblo más cercano y mientras hacíamos algo de tiempo para ver si escampaba pero miramos la predicción y no se esperaba que dejara de llover en todo el día… así que volvimos al coche y salimos dirección Caen, con la intención de volver a intentarlo cuando empezáramos el regreso a casa. Llegamos a Caen sobre las 4 ó 5 de la tarde, fuimos a dejar las cosas al apartamento y, como allí había dejado de llover, nos fuimos a dar una vuelta por la ciudad. Visitamos el castillo ducal y dimos una vuelta en el tren turístico que fue lo que más le gustó a Redondo… eso y un parque infantil que había dentro del castillo.
Día 4: Playas del desembarco.
En nuestro primer día completo en Normandía nos fuimos a ver las playas del desembarco. No nos dio tiempo de visitarlas todas: vimos las playas de Swords, Juno, Gold y Omaha, nos quedó Utah beach sin ver, pero ya era demasiado tute para Redondo, así que otra vez será. La verdad es que impresiona muchísimo verlas playas y la historia que encierran… además son playas inmensas… No sé si fue siempre así o si sería sólo este año con motivo del 70º aniversario del desmbarco, pero en todas las playas había muchísimos paneles informativos con datos de las batallas, testimonios de supervivientes… muy interesante toda la información.
Día 5: Honfleur y puente de Normandía.
La verdad es que este fue el peor día de todos. No por las visitas en sí, porque el pueblo de Honfleur me pareció precioso, sino por la cantidad de gente que había. Salimos por la mañana con la intención de visitar los pueblos de Deauville, Trouville y Honfleur pero la cosa ya empezó mal. Había tantísima gente y tantísimo tráfico, que nos encontramos con muchísimos atascos en los accesos a los pueblos y en la autopista. Era imposible aparcar… así que seguimos camino hasta el puente de Normandía, que es impresionante y enorme también. No lo cruzamos porque a parte de que el peaje era muy caro, había unas retenciones muy considerables, así que lo vimos desde lejos.
Después volvimos hasta Honfleur para ver si era posible visitar el pueblo y comer por allí. Aparcamos y dimos un paseo hasta el centro del pueblo pero era tal el agobio de gente que no había ni una mesa libre en ninguno de los restaurantes que vimos y pasear por la calle era también complicado, así que nos volvimos para Caen, comimos en el apartamento y por la tarde estuvimos paseando tranquilos por la ciudad.
Día 6: Mont Saint-Michel y regreso.
El último día, volvimos a hacer una intentona de visitar el monte… y esta vez lo conseguimos :). Yo ya había estado con mis padres hacía… igual 15 años, y encontré todo bastante mejor organizado. La primera vez, al pié del monte mismo aparcaban todos los coches como buenamente podían, pero ahora, hay un aparcamiento muy bien organizado por zonas, a unos kilómetros del monte. Luego, del aparcamiento (que es de pago, claro, pero bastante barato, todo sea dicho) salen cada 10 minutos o algo así autobuses con destino al monte (los autobuses son gratis). Esta fue la parte del día que más le gustó a Redondo. Ir y volver en el autobús le encantó jeje, lo malo es que cuando llegamos de vuelta al aparcamiento se quedó llorando porque no quería bajarse…
El monte en sí es una gozada, es precioso y vale mucho la pena la visita. El problema que tuvimos fue el mismo que se repitió durante todo el viaje: la cantidad de gente que había. Pero bueno, en este caso era llevadero, porque el agobio de gente estaba en la zona baja del monte, en cuanto empezabas a subir escaleras la gente iba yendo a menos jejeje. Nosotros subimos hasta arriba del todo, donde se ven unas vistas espectaculares, pero no entramos a la abadía porque en ese momento tenían ¡una hora y media de espera para entrar!
Y con esto pusimos fin a nuestro viaje y empezamos el regreso a casa, regreso que nos llevó otros dos días. La verdad es que nos quedaron muchísimas cosas sin ver… lo que más lástima me dió fue no visitar la region de Finisterre en Bretaña. Si hubiéramos ido nosotros sólos seguro que hubiéramos ido, pero con el niño tampoco queríamos forzar las cosas. Era la primera vez que hacíamos un viaje de este tipo con él y la verdad es que nos sorprendió gratamente, se portó de maravilla.
¿Qué me contáis, os han gustado Bretaña y Normandía? ¿os las he presentado bien?