De vacaciones con un niño hambriento

Como ya conté aquí la semana pasada, volvimos de nuestras vacaciones. Nos hemos atrevido a ir en coche con el niño, en total han sido 1400 km desde nuestra casa hasta Rennes, nuestro primer destino. Me gustaría decir, que nos hemos atrevido a hacer esto porque Redondo lleva muy bien los viajes en coche, si no hubiera sido imposible.

Tardamos dos días y un poquito más en llegar al destino, pero lo llevamos muy bien. Por la mañana hacíamos bastantes kilómetros porque Redondo se quedaba dormido y aprovechábamos para avanzar, luego parábamos para comer y descansar un poco y jugar con el niño y luego seguíamos un par de horitas más, mientras el sol estaba alto. A media tarde paramos para que Redondo se desfogara un poco y merendara, un día paramos en la playa (donde se lo pasa pipa) y otro día en un parque infantil (donde también se lo pasa pipa) y así el viaje se hace mucho más llevadero.

Pero ya os digo yo que no fue todo perfecto, también hubo sus momentos de estrés y agobio. ¿Por qué? pues porque los niños llevan muy mal lo de esperar y si lo de esperar lo llevan mal, cuando se trata de esperar por la comida Redondo lo lleva todavía peor, muy, muy mal.

A Redondo le encanta comer, creo que es uno de sus momentos preferidos del día, cuando le pones el plato delante normalmente se entusiasma todo, empieza a agitar los brazos gritando «am, am» y con una sonrisa de oreja a oreja. Pero claro, en casa, en cuanto se sienta ya le ponemos el plato delante y el niño tan feliz; sin embargo, de viaje hay que comer de restaurante y todo el proceso va con mucha más calma. Te sientas a la mesa, te traen la carta, eliges y esperas a que te traigan la comida. Todo esto, rodeado de gente que ya está comiendo. Y claro, ya os imagináis el percal, Redondo entró en el restaurante, se sentó en su trona y empezó a fijarse en sus objetivos, los que mas le gustan: el pan de la mesa de al lado y las patatas de la otra mesa. Ya en cuanto se sentó empezó con su ritual de «am, am» pero en cuanto vio que la comida no llegaba inmediatamente se empezó a poner nervioso. Me empieza a tirar del brazo y a decirme «mamá, papapa (patata)», «mamá, paa (pan)», a lo que yo le contesto que si, que nos traen nuestra comida en un momentito. A él un momentito se ve que le pareció mucho ¿cómo que un momentito, si los de la mesa de al lado ya tienen sus papapas y su paa? Entonces, por si acaso no le hemos oído antes, empieza a levantar el tono pidiendo papapas, cada vez más alto, hasta que acaba a grito pelao pidiendo PAPAPAAAAA, PAAAAAA, MAMÁ PAPAPAAAAA. Luego, se acuerdó de que también necesita beber, con lo cual también nos empezó a pedir agua educadamente al grito de ABUAAAAAA. Yo, más roja que un tomate, ya no sabía donde meterme. Su padre y yo no parábamos de decirle que hay que estar calladitos, que no se puede gritar, que sssssss, pero el como quien oye llover, segúia con su retahíla PAPAPAAAA, PAAA, ABUAAAAA… sólo se calmó cuando le trajeron su comida. Bendita comida, se quedó calladito y sonriente como un santo. Qué vergüenza que pasé, por Dios. Normalmente cuando acabas de comer te vienen a ofrecer el postre o un café, pues a nosotros no. En cuanto pedimos la cuenta ni postres, ni café ni leches, creo que ya debía estar el camarero esperando con la cuenta en la mano porque fue un visto y no visto, la pedimos y al medio segundo ya nos la había traído. Qué vergüenza, por Dios, qué vergüenza. En momentos como este, me acuerdo de las veces en las que antes de ser madre, cuando veía una escena similar decía siempre «uf, qué niño más salvaje, eso a mi no me va a pasar». Zas, en toda la boca. ¿No querías caldo? Pues toma, 7 tazas.

Afortunadamente, esto sólo nos pasó la primera vez que cenamos de restaurante, aunque el niño llevó bien el viaje, supongo que también estaba cansado y harto de estar sentado así que cuando vió que no le traían la comida se puso algo más nervioso de la cuenta. Luego ya aprendimos y lo distraíamos con sus juguetes o el tablet para que no mirara a las otras mesas… pero aún así algún otro momento Chucky tuvo…

 

40 comentarios en “De vacaciones con un niño hambriento

  1. Qué majo Redondito… Consuélate von que peor es que vaya de mesa en mesa pidiendo comida, como hace el nuestro en cualquier terraza o en la piscina mismo. Parece un muerto de hambre. Ayer estuvo persiguiendo a una niña en la piscina y recogiendo los gusanitos que se le caían por el camino para comérselos. Eso también da vergüenza ¡y risa!

    • Huy, no te creas, que si lo dejamos también iría de mesa en mesa… y de pedir nada, robaría la comida directamente!

      Jajajaja, qué gracia tu hijo persiguiendo a la niña de los gusanitos jejeje… a mi también me habría dado vergüenza y risa!!

  2. Han sido un montón de km.! Eso de que los niños griten en pleno restaurante creo que nos ha pasado a todas, jejejeje!!! Mi hija mayor también es así, se impacienta mucho si no le traen la comida al momento, pero ahora ya se va acostumbrando…
    Un abrazoooo!

      • Yo también utilizo tablet o móvil, pero para ella la mejor distracción (ahora, porque antes era demasiado pequeña) es jugar con su hermana… Pero con todo y con eso siempre hay un momento en que se desespera más y chilla muchísimo!!!!!

  3. Madre mía, es que menudo viaje mas largo, si solo se ha puesto así algunas veces, ya se ha portado bastante bien. Por lo menos cuando le traen la comida se queda tranquilito, jejeje Es que desde su perspectiva, a ver como entiendes que todos los demás tienen comida y tu no! Jejeje
    Besos

    • Es que es muy jodido tener hamber y ver a los demás comer y que a tí no te traen tu ración, yo en el fondo lo comprendo jeje
      La verdad es que si me quejo es de vicio, porque la verdad es que a parte de esos momentos se portó de maravilla. Es más bueno mi niño… ❤ ❤
      Besos!

  4. Bua! La patita en el coche se aburre y no hay forma de distraerla, así que aunque parezca mentira nosotros en coche no viajamos ni locos más de 2 horas!
    Y con la comida nos pasa lo contrario, por ella como si no come, así que en cuanto la sientas en la trona a los 2 minutos se quiere bajar a pasear y no hay forma de que nosotros comamos tranquilos! Nuestra estrategia es darle a ella de comer, esperar que se duerma y entrar al restaurante con ella roncando y cruzar los dedos para que no se despierte!

    • Uff, que no le guste viajar en coche debe ser una faena… nosotros en eso tenemos suerte, se entretiene mucho mirando el paisaje y lo lleva muy bien.
      En los restaurantes lo llevamos bien mientras él está comiendo, en caunto acaba le pasa lo que a la patita que se quiere bajar y correr por ahí así más de alguna vez hamos tenido que salir con él a jugar a fuera porque no había quien lo mantuviera sentado en la trona… pero, a ver, son niños y bastante bien que se portan ya. No se puede esperar que se estén una hora sentados en una silla y encima callados… Lo mejor es vuestra solución, cuando van dormidos 🙂

  5. Tranqui eso nos pasa a todas, más veces o menos… Yo el otro día lo pasé fatl en la cena de 40 aniversario de mis suegros, tuve que pasear al pequeño por la calle mientras los demás cenaban.
    Ya contarás cositas del viaje!

    • Eso también nos ha pasado a nosotros alguna que otra vez… pero ya antes de irnos de vacaciones. Pero es normal, bastante bien que se portan teniendo en cuanta las circunstancias, al fin y al cabo son muy pequeños…
      Si, a ver si para la semana escribo algún post sobre el viaje 🙂

  6. Jajajajajja mientras que no haga publicidad gratuita…»mercado o na, mercadona» a grito pelao…
    Estos niños, a mi me pasaba igual, yo decía que niño más mal educado ya haré yo para que el mío no sea así…tomaaaaaaaaa yaaaaaaaaaa!!!!
    De todas formas,demasiado bien para ese pedazo de viaje con lo peuqeño que es.

    Besosssssssss

    • jajaja, mira que me reí con lo del mercadona de UBMF.
      Todas pecamos de sobervia, «a mi eso no me va a pasar» y luego… zasca! Los niños son niños y corren y gritan, es lo que hay. Y sí, tienes toda la razón teniendo en cuanta el viaje que era se ha portado de maravilla, es un cielito 🙂
      Besos!!

  7. Buff Coquito también se inquieta con la comida…. Si me ve en la cocina…me pide de todo antes de comer!!! ejejej hay que tener paciencia y poco a poco enseñarles a ellos a tenerla también
    besos

    • Jajaja, si es que parece que llevan una semana sin comer!! Redondo hasta se pone a llorar cuando me ve meterle su leche en el microondas, se impacienta jeje.
      Son muy pequeños, los pobrecillos supongo que irán aprendiendo a esperar con el tiempo… al menos eso espero 😉
      Besos!!

    • Claro, sobre todo si tienes hambre y le traen a los vecinos pero a tí no.
      Tengo que en el momento no me pareció adorable para nada, más bien lo contrario, pero ahora hasta le veo su gracia y todo jejeje.
      Besos!!

  8. jajaajjaja, los niños son niños y punto. El que no lo comprenda, pues es porque no los tiene. Seguro que el camarero no tenía hijos porque si los llega a tener le trae una bolsa de gusanitos o alguna chuche para el niño.
    Oye, y yo también era de las que decía que ¡vaya niño más mal educado¡ y que el mío no iba a ser así ni de coña… Y sabes que te digo, que ojalá fuera la mitad de lo qeu he visto por ahí, jajaja

    • Pues estoy de acuerdo contigo, los padres que nos rodeaban se reían, pero yo pasé un apuro…
      Sin embargo otro día que estuvo un poco ronchilla (ni comparación con esto que contaba aquí) el camarero le trajo un chupa chups y se quedó el niño más contento que unas pascuas y tranquilito, trantando de sacar el plástico.
      Lo de prejuzgar antes de ser madres, creo que más o menos nos ha pasado a todas y ahora que lo vivimos en persona… jejeje

  9. ¡Eso a mi no me va a pasar! ¡Si lo habré dicho!

    Igual, piensa que te pasó en un restaurante al que tienes pocas chances de volver porque quedó lejos del hogar 🙂 Que no te pase en tu lugar favorito, nomás. Así pueden volver. jajaja

    Nosotros estamos planeando un viaje de esos para el verano. La cachorra ya tendrá año y medio, así que esperamos que no pase mal en el viaje. Aunque creo que cuanto más grandes son, más cuesta que hagan lo que uno dice! 🙂

    • Jajaja, sí, tienes razón, hay que mirar las cosas por el lado positivo, por lo menos no nos pasó en el restaurante al que solemos ir cerca de casa. Como se dice por aquí, el que no se consuela es porque no quiere 😉

  10. Eh! Eh! Que a mí eso no me va a pasar eh, mi Leo va a ser un señorito y esperar formalmente a que le traigan su plato, que´sí que sí, ya veréis! (JAAAAAAAAAAA :D)
    Bueno, a lo mejor con la poca gracia que le hace la comida sí que lo consigo y la que grite seré yo jajajaj
    La verdad es que tiene que dar apuro pero vamos, que eso nos pasa (o nos pasará) a todo el que tenganiños cerca, porque son así y porque… pueden serlo! Si no lo son ahora, cuándo?
    Suerte que solo fue la primera vez! 😛

    • Qué va mujer, que a tí no te va a pasar esto. Tu Leo va a ser un adalid del buen comportamineto y no se va a mover de la silla ni a levantar la voz sin preguntarte a ti primero jajaja 😉
      Ay, pero qué ciegos estamos antes de ser padres… jeje

  11. Pobrecito, es peque todavía no entiende claro… ay entiendo tu mal rato jaja. Nosotros con Cachorro nos pasa igual hasta en casa, es ponerlo a la trona, y como no tenga el plato rápido empieza a tirar del mantel, te coge del brazo… jaja y tenemos que comer a la vez, porque como él termine un pelín antes, ya se quiere bajar o que lo tengamos en brazos jiji. Espero no tener que acordarme de tí en un restaurante;) un besazo

    • Uff, sudé tinta china ese día, pero luego ya reflexionando friamente bastante bien que se portó, teniendo en cuenta la situacion…
      Espero que no te tengas que acordar de mi, no… pero algo me dice que tarde o temprano lo vas a hacer jeje 😉
      Besos!!

  12. Jajaja si que tiene que dar apuro,sí es que lo de esperar no va con ellos;la mía igual,cuando quiere algo lo quiere ya,los pobres aún no lo entienden pero que apuros jeje
    Besos

    • Yo la verdad es que en el momento lo pasé fatal, no sabía qué hacer para que no montara semejante espectáculo. Pero bueno, es normal, son pequeños y no son conscientes del tiempo todavía, no entienden que en cinco minutos le van a traer su comida…
      Un beso!

  13. Jajajajajaja, es que pooobres, no saben esperar. Pues me parece un poco mal la actitud del restaurante no? Ahora al menos ya sabéis que hacer al ir a un restaurante 😉
    Besazos

  14. El bichito es igualita igualita. Yo lo que hago es que llevo algo para ofrecerle hasta que traen la comida (tipo tortitas de arroz o maíz) y también le pido por favor a los camareros que traigan lo antes posible su comida. Sin embargo hay veces que nos toca esperar y ocurre lo que comentas, jejeje. Eso sí, cuando traen la comida es como si no hubiese niña, ni un ruido hasta que termina de comer (sólo para pedir más) y máxima concentración en su plato.

    Besitos!

  15. Pingback: 5 aplicaciones para niños | días de 48 horas

Deja un comentario